ORACIONES
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- VERDADES PRINCIPALES DE LA FE CRISTIANA
ACTO DE CARIDAD
Dios mío, Te amo
con todo el corazón sobre todas las cosas
porque eres el Bien infinito
y nuestra eterna felicidad.
Y por tu santo amor,
amo también al prójimo como a mí mismo
y perdono las ofensas recibidas.
Haz Señor que yo te ame siempre más.
Amén.
ACTO DE CONTRICION
Dios mío, me arrepiento de mis pecados
y me pesa de todo corazón,
porque pecando he merecido tus castigos
y mucho más porque te he ofendido a Ti,
infinitamente bueno
y digno de ser amado sobre todas las cosas.
Propongo con tu santo auxilio,
no ofenderte nunca más
y evitar las próximas ocasiones de pecado.
Señor, misericordia, perdóname. Amén.
ACTO DE ESPERANZA
Dios mío espero, por tu bondad infinita,
por tus promesas y los méritos
de nuestro Salvador Jesucristo,
la vida eterna y las gracias necesarias
para recibirlo con las buenas obras
que debo y quiero hacer.
Señor, que yo pueda disfrutarte en la eternidad.
Amen.
ACTO DE FE
Dios mío, porque eres Verdad infalible,
creo firmemente cuanto has revelado
y la santa Iglesia nos propone creer.
Expresamente creo en Ti,
único Dios verdadero
en tres personas iguales y distintas:
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creo en Jesucristo tu Hijo amado,
encarnado y muerto por nosotros
el cual dará a cada uno, según sus méritos,
la recompensa o el castigo eterno.
Conforme a esta fe quiero siempre vivir.
Señor, acrecienta mi fe. Amén.
ACUERDATE
Acuérdate, oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección, e implorado tu asistencia,
haya sido abandonado de ti.
Animado por esta confianza, a ti acudo,
oh María, Virgen de las vírgenes.
Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana;
no desatiendas, oh Madre de Dios, mis súplicas,
antes bien, inclina a ellas tus oídos
y escúchalas favorablemente.
Amén.
(S. Bernardo)
ALMA DE CRISTO
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh, buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo defiéndeme.
En la hora de mi muerte llámame,
y mándame ir a tí,
para que con tus santos te alabe
por los siglos de los siglos.
Amén.
ANGELUS
V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo. Dios te salve María...
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí, según tu Palabra. Dios te salve María...
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros. Dios te salve María....
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos
Derrama, Señor, tu gracia sobre nuestros corazones,
para que habiendo reconocido por el anuncio del ángel,
la encarnación de tu Hijo Jesucristo,
conducido por su Pasión y su Cruz,
y la intercesión de la bienaventurada Virgen María,
podamos llegar también a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
BENDICION DE LA FAMILIA
Señor, Padre Santo, Dios omnipotente y eterno,
nosotros te bendecimos y te damos gracias
por nuestra familia que quiere vivir en el amor.
Te ofrecemos los gozos y los sufrimientos
de nuestra vida y te presentamos las esperanzas del futuro.
Oh Dios, fuente de todo bien,
concede a nuestra mesa el alimento cotidiano,
consérvanos en la salud y en la paz;
guía nuestros pasos por el camino del bien,
y dónanos un refugio seguro en tu misericordia infinita.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
BENDICIONES DE LA MESA
- Bendícenos Señor, bendice estos alimentos
que por tu bondad vamos a recibir,
bendice las manos que los prepararon.
Dale pan al que tiene hambre,
y hambre de ti al que tiene pan. Amén. - Bendito seas Señor, Dios del universo,
por estos alimentos, fruto de la tierra
y del trabajo del hombre, que hemos recibido
de tu bondad y ahora vamos a compartir.
Tú, que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén. - Al reconocer en esta mesa y en estos alimentos
la bendición constante de tu amor y de tu providencia,
te alabamos, te bendecimos y de damos gracias, Señor.
BENDICIONES DESPUES DE LAS COMIDAS
- Te damos gracias, Señor,
por los alimentos que hemos recibido.
Que ellos nos sirvan para el bien.
Tu que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén. - Te damos gracias, Señor,
por todos tus beneficios.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.
BENDITO SEA DIOS
Bendito seas Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la Madre de Dios María santísima.
Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea san José su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.
Oremos
Oh Dios, que en este sacramento admirable
nos dejaste el memorial de tu Pasión;
te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas. Amén.
CONSAGRACION AL CORAZON INMACULADO DE MARIA
Oh, Corazón Inmaculado de María,
lleno de bondad, muéstranos tu amor.
Que la llama de tu Corazón, María,
descienda sobre todos los hombres.
Nosotros te amamos inmensamente.
Imprime en nuestro corazón
el verdadero amor,
así tendremos un deseo continuo por ti.
Oh María, dulce y humilde de Corazón,
acuérdate de nosotros cuando caemos en pecado.
Tú sabes que todos los hombres pecan.
Concédenos por medio de tu Corazón Inmaculado,
ser curados de toda enfermedad espiritual.
Haz que siempre podamos contemplar
la bondad de tu Corazón maternal
y, por medio de la llama de tu Corazón,
haz que nos convirtamos. Amén.
CONSAGRACION AL SAGRADO CORAZON DE JESUS
Oh Jesús, sabemos que Tú eres misericordioso
y que has ofrecido tu Corazón por nosotros.
Está coronado de las espinas
de nuestros pecados.
Sabemos que Tú oras, también hoy,
para que no nos perdamos.
Jesús, acuérdate de nosotros
cuando caemos en pecado.
Por medio de tu Corazón santísimo
haz que todos los hombres se amen.
Que desaparezca el odio entre los hombres.
Muéstranos tu amor.
Todos nosotros te amamos
y deseamos que tú nos protejas,
con tu Corazón de pastor, de todo pecado.
¡Entra en cada corazón, Jesús!
Llama, llama a la puerta de nuestro corazón.
Sé paciente y perseverante.
Nosotros todavía nos mantenemos cerrados
porque no hemos comprendido Tu voluntad.
Llama continuamente.
Haz, oh buen Jesús,
que te abramos nuestro corazón,
al menos, en el momento en que recordamos
tu Pasión sufrida por nosotros. Amén.
CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA
(Se reza con un Rosario)
1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.
2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,la Sangre, el Alma y la Divinidadde Tu Amadísimo Hijo,Nuestro Señor Jesucristo,para el perdón de nuestrospecados y los del mundo entero."
3. En las cuentas pequeñas del Ave María:
"Por Su dolorosa Pasión,ten misericordia de nosotrosy del mundo entero."
4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte,Santo Inmortal, ten piedad denosotros y del mundo entero."
NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA
Primer día
Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de Mi misericordia. De esta forma Me consolarás de la amarga tristeza en que Me sume la pérdida de las almas.
Jesús tan misericordioso, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu muy compasivo Corazón y nunca nos dejes salir de Él. Te lo suplicamos por Tu amor que Te une al Padre y al Espíritu Santo.
Padre eterno, mira con misericordia a toda la humanidad, y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión, y por su dolorosa Pasión muéstranos Tu misericordia para que alabemos su omnipotencia por los siglos de los siglos. Amén.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
Segundo día
Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas las que Me dieron fortaleza para soportar Mi amarga Pasión. A través de ellas, como a través de canales, Mi misericordia fluye hacia la humanidad.
Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta Tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.
Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de Tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de Tu bendición. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de Tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una sola voz canten alabanzas a Tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
Tercer día
Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Estas almas Me consolaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.
Jesús infinitamente compasivo, que desde el tesoro de Tu misericordia les concedes a todos Tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de Tu clementísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor Tuyo con que Tu Corazón arde por el Padre celestial.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de Tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles Tu bendición y rodéalas con Tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen Tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
Cuarto día
Hoy, tráeme a los paganos y aquellos que todavía no Me conocen. También pensaba en ellos durante Mi amarga Pasión y su futuro celo consoló Mi Corazón. Sumérgelos en el mar de Mi misericordia.
Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de Tu piadosísimo Corazón a las almas de los paganos que todavía no Te conocen. Que los rayos de Tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen Tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de Tu compasivísimo Corazón.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los paganos y de los que todavía no Te conocen, pero que están encerrados en el muy compasivo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
Quinto día
Hoy, tráeme a las almas de los herejes y de los cismáticos, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Durante Mi amarga Pasión, desgarraron Mi cuerpo y Mi Corazón, es decir, Mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, Mis llagas cicatrizan y de este modo alivian Mi Pasión.
Jesús sumamente misericordioso, que eres la bondad misma, Tú no niegas la luz a quienes Te la piden. Acoge en la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas de los herejes y las almas de los cismáticos y llévalas con Tu luz a la unidad con la Iglesia; no las dejes alejarse de la morada de Tu compasivisimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de Tu misericordia.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los herejes y de los cismáticos que han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos ya que también ellos están acogidos en el sumamente compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen Tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
Sexto día
Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños, y sumérgelas en Mi misericordia. Éstas son las almas mas semejantes a Mi Corazón. Ellas Me fortalecieron durante Mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de Mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia; concedo Mi confianza a las almas humildes.
Jesús, tan misericordioso, Tu Mismo has dicho: Aprendan de Mi que soy manso y humilde de corazón. Acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas tienen una morada permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza Tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, Te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
Séptimo día
Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo especial y sumérgelas en Mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron Mi Pasión y penetraron más profundamente en Mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de Mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.
Jesús misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en Tu misericordia, y unidas a Ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte.
Padre eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones, desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales Tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo: A las almas que veneren esta infinita misericordia Mia, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
Octavo día
Hoy tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Que los torrentes de Mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por Mi. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a Mi justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre…. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi justicia.
Jesús misericordiosísimo, Tu Mismo has dicho que deseas la misericordia; heme aquí que llevo a la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas del purgatorio, almas que Te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adeudada a Tu justicia. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de Tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de Tu misericordia.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra Tu misericordia a las almas que están bajo Tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, Tu amadísimo Hijo, ya que creemos que Tu bondad y Tu compasión no tienen límites.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
Noveno día
Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren Mi Corazón. A causa de las almas tibias, Mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de Mi este cáliz, si es Tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a Mi misericordia.
Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, Te traigo a las almas tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y Te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de Tu amor puro. Oh Jesús tan compasivo, ejercita la omnipotencia de Tu misericordia y atráelas al mismo ardor de Tu amor y concédeles el amor santo, porque Tú lo puedes todo.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están acogidas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia, Te suplico por la amarga Pasión de Tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de Tu misericordia.
(Se reza la coronilla de la Divina Misericordia)
CREDO
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
INSTRUMENTO DE PAZ
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
Donde haya odio, lleve tu amor,
donde haya ofensa, lleve el perdón;
donde haya discordia, lleve la unión;
donde haya error, lleve la verdad;
donde haya duda, lleve la fe;
donde haya desesperación, lleve la esperanza;
donde haya tinieblas, lleve tu luz;
donde haya tristeza, lleve la alegría.
Oh maestro, haz que yo no busque:
ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, sino amar;
porque, dando, se recibe;
perdonando se es perdonado;
muriendo, se resucita a la vida eterna.
INVOCACION AL ESPIRITU SANTO
Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo
un rayo de Tu luz.
Ven, Padre de los pobres,
Ven, dador de los dones,
Ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
suave alivio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh, luz santísima,
llena lo más íntimo de los corazones
de tus fieles!
Sin tu ayuda, nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está sucio,
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.
Doblega lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles que en Ti confían,
tus sagrados dones.
Dales el premio de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén, Aleluya, Aleluya.
V. Envía tu Espíritu Señor y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
Oh Dios que has instruido los corazones de tus fieles
con la luz de tu Espíritu Santo,
concédenos por este mismo Espíritu,
gozar siempre de su consuelo.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
LETANIAS A LA PRECIOSA SANGRE DE JESUS
V. Señor, ten piedad de nosotros.
R. Señor, ten piedad de nosotros.
V. Cristo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, ten piedad de nosotros.
V. Señor, ten piedad de nosotros.
R. Señor, ten piedad de nosotros.
V. Cristo, óyenos.
R. Cristo, óyenos.
V. Cristo, escúchanos.
R. Cristo, escúchanos.
V. Dios, Padre Celestial,
R. ten piedad de nosotros.
V. Dios Hijo, Redentor del mundo,
R. ten piedad de nosotros.
V. Dios, Espíritu Santo,
R. ten piedad de nosotros.
V. Santísima Trinidad, que eres un solo Dios,
R. ten piedad de nosotros.
Sangre de Cristo, hijo único del Padre Eterno, sálvanos
Sangre de Cristo, Verbo encarnado, /R.
Sangre de Cristo, Nuevo y Antiguo Testamento, /R.
Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra durante su agonía, /R.
Sangre de Cristo, vertida en la flagelación, /R.
Sangre de Cristo, que emanó de la corona de espinas, /R.
Sangre de Cristo, derramada sobre la Cruz, /R.
Sangre de Cristo, precio de nuestra salvación, /R.
Sangre de Cristo, sin la cual no puede haber remisión, /R.
Sangre de Cristo, alimento eucarístico y purificación de las almas, /R.
Sangre de Cristo, manantial de misericordia, /R.
Sangre de Cristo, victoria sobre los demonios, /R.
Sangre de Cristo, fuerza de los mártires, /R.
Sangre de Cristo, virtud de los confesores, /R.
Sangre de Cristo, fuente de virginidad, /R.
Sangre de Cristo sostén de los que están en peligro. /R.
Sangre de Cristo, alivio de los que sufren, /R.
Sangre de Cristo, consolación en las penas, /R.
Sangre de Cristo, espíritu de los penitentes, /R.
Sangre de Cristo, auxilio de los moribundos, /R.
Sangre de Cristo, paz y dulzura de los corazones, /R.
Sangre de Cristo, prenda de la vida eterna, /R.
Sangre de Cristo, que libera a las almas del Purgatorio, /R.
Sangre de Cristo, digna de todo honor y de toda gloria, /R.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.
V. Nos rescataste, Señor, por tu Sangre.
R. E hiciste nuestro el reino de los cielos.
Oremos
Dios Eterno y Todopoderoso que constituíste a tu hijo único Redentor del mundo, y que quisiste ser apaciguado por su sangre, haz que venerando el precio de nuestra salvación y estando protegidos por él sobre la tierra contra los males de esta vida, recojamos la recompensa eterna en el Cielo. Por Jescucristo Nuestro Señor. Amén.
LETANIAS A LA SMA. VIRGEN MARIA
V. Señor. ten piedad de nosotros.
R. Señor. ten piedad de nosotros.
V. Cristo. ten piedad de nosotros.
R. Cristo. ten piedad de nosotros.
V. Señor. ten piedad de nosotros.
R. Señor. ten piedad de nosotros.
V. Cristo, óyenos.
R. Cristo, óyenos.
V. Cristo, escúchanos.
R. Cristo, escúchanos.
V. Dios, Padre Celestial,
R. ten piedad de nosotros.
V. Dios Hijo, Redentor del Mundo,
R. ten piedad de nosotros.
V. Dios, Espíritu Santo,
R. ten piedad de nosotros.
V. Santa Trinidad un solo Dios,
R. ten piedad de nosotros.
V. Santa María,
R. ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, /R.
Santa Virgen de las Vírgenes, /R.
Madre de Cristo, /R.
Madre de la Iglesia, /R.
Madre de la Divina Gracia, /R.
Madre Purísima, /R.
Madre Castísima, /R.
Madre y Virgen, /R.
Madre sin mancha, /R.
Madre Inmaculada, /R.
Madre amable, /R.
Madre admirable, /R.
Madre del buen consejo, /R.
Madre del Creador, /R.
Madre del Salvador, /R.
Virgen prudentísima, /R.
Virgen venerada, /R.
Virgen laudable, /R.
Virgen poderosa, /R.
Virgen clemente, /R.
Virgen fiel, /R.
Espejo de justicia, /R.
Sede de sabiduría, /R.
Causa de nuestra alegría, /R.
Vaso espiritual, /R.
Vaso honorable, /R.
Vaso insigne de devoción, /R.
Rosa Mística, /R.
Torre de David, /R.
Torre de Marfil, /R.
Casa de oro, /R.
Arca de la Alianza, /R.
Puerta del Cielo, /R.
Estrella de la mañana, /R.
Salud de los enfermos, /R.
Refugio de los pecadores, /R.
Consuelo de los Afligidos, /R.
Auxilio de los cristianos, /R.
Reina de los Ángeles, /R.
Reina de los Patriarcas, /R.
Reina de los Profetas, /R.
Reina de los Apóstoles, /R.
Reina de los Mártires, /R.
Reina de los Confesores, /R.
Reina de las Vírgenes, /R.
Reina de todos los santos, /R.
Reina concebida sin pecado original, /R.
Reina llevada al cielo, /R.
Reina del Sacratísimo Rosario, /R.
Reina de la paz. /R.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
— Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
— Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
— Ten piedad de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
— Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oración
Te rogamos, Señor Dios,
que nos concedas a nosotros, tus siervos,
gozar de perpetua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada Virgen María,
seamos librados de las tristezas presentes
y disfrutemos de la eterna alegría.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
MAGNIFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
por el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahám y su descendencia por siempre.
NOVENA AL ESPIRITU SANTO
Esta es la más antigua de las novenas. Fue pedida por nuestro Señor, cuando envió a sus Apóstoles de regreso a Jerusalén a esperar la venida del Espíritu Santo, el primer Pentecostés. Comienza nueve días antes de Pentecostés (50 días después del domingo de Resurrección)
Primer día
¡Espíritu Santo! ¡Señor de Luz! ¡Danos, desde tu clara altura celestial, tu puro radiante esplendor!
El Espíritu Santo
Sólo una cosa es importante: la salvación eterna. Por lo tanto, sólo una cosa hay que temer: el pecado. El pecado es el resultado de la ignorancia, debilidad e indiferencia. El Espíritu Santo es el Espíritu de Luz, de Fuerza y de Amor. Con sus siete dones ilumina la mente, fortalece la voluntad, e inflama el corazón con el amor de Dios. Para asegurarnos la salvación debemos invocar al Divino Espíritu diariamente, porque “el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros” (Rom 8,26).
Oración
Omnipotente y eterno Dios, que has condescendido para regenerarnos con el agua y el Espíritu Santo, y nos has dado el perdón de todos los pecados, permite enviar del cielo sobre nosotros los siete dones de tu Espíritu, el Espíritu de Sabiduría y de Entendimiento, el Espíritu de Consejo y de Fortaleza, el Espíritu de Conocimiento y de Piedad, y llénanos con el Espíritu del Santo Temor. Amén.
Segundo día
¡Ven, Padre de los pobres. Ven, tesoros que sostienes. Ven, Luz de todo lo que vive!
El don del Temor
El don del Santo Temor de Dios nos llena con un soberano respeto por Dios, y nos hace que a nada temamos más que a ofenderlo por el pecado. Es un temor que se eleva, no desde el pensamiento del infierno, sino del sentimiento de reverencia y filial sumisión a nuestro Padre Celestial. Es el temor principio de sabiduría, que nos aparta de los placeres mundanos que podrían de algún modo separarnos de Dios. “Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su presencia se humillan” (Ecl 2,17).
Oración
¡Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor, penetra en lo más íntimo de mi corazón, que te tenga, mi Señor y Dios, ante mi rostro para siempre, ayúdame a huir de todas las cosas que te puedan ofender y hazme merecedor ante los ojos puros de tu Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas en unidad de la siempre Bendita Trinidad, Dios en el mundo que no tiene fin. Amén.
Tercer día
Tú, de todos los consoladores el mejor, visitando el corazón turbado, da la gracia de la placentera paz.
El don de Piedad
El don de Piedad suscita en nuestros corazones una filial afección por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor a Él, a amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como aquellos que están envestidos con su autoridad, su Santísima Madre y los Santos, la Iglesia y su cabeza visible, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus gobernantes. Quien está lleno del don de Piedad no encuentra la práctica de la religión como deber pesado sino como deleitante servicio. Donde hay amor no hay trabajo.
Oración
Ven, Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón. Enciende dentro mío tal amor por Dios que encuentre satisfacción sólo en su servicio, y por amor a Él me someta amorosamente a toda legítima autoridad. Amén.
Cuarto día
Tú, en la fatiga dulce alivio, refresco placentero en el calor, solaz en medio de la miseria.
El don de Fortaleza
Por el don de Fortaleza el alma se fortalece ante el miedo natural y soporta hasta el final el desempeño de una obligación. La fortaleza le imparte a la voluntad un impulso y energía que la mueve a llevar a cabo, sin dudarlo, las tareas más arduas, a enfrentar los peligros, a estar por encima del respeto humano, y a soportar sin quejarse el lento martirio de la tribulación aún de toda una vida. “El que persevere hasta el fin, ese se salvará”(Mt 24,13).
Oración
Ven, Oh Espíritu de Fortaleza, alza mi alma en tiempo de turbación y adversidad, sostiene mis esfuerzos de santidad, fortalece mi debilidad, dame valor contra todos los asaltos de mis enemigos, que nunca sea yo confundido y me separe de Ti, Oh mi Dios y mi máximo Bien. Amén.
Quinto día
¡Luz inmortal! ¡Divina Luz! ¡Visita estos corazones tuyos y llena nuestro más íntimo ser!
El don del Conocimiento
El don del Conocimiento permite al alma darle a las cosas creadas su verdadero valor en su relación con Dios. El conocimiento desenmascara la simulación de las creaturas, revela su vacuidad y hace notar sus verdaderos propósitos como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra el cuidado amoroso de Dios aún en la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en cada circunstancia de la vida. Guiados por su luz damos prioridad a las cosas que deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de todo. “El conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee” (Prov 16,22).
Oración
Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento, y concédeme que pueda percibir la voluntad del Padre; muéstrame la nulidad de las cosas de la tierra, que tenga idea de su vanidad y las use sólo para tu gloria y mi propia salvación, siempre por encima de ellas mirándote a Ti y tus premios eternos. Amén.
Sexto día
Si tu apartas tu gracia, nada puro permanecerá en el hombre, todo lo que es bueno se volverá enfermo.
El don del Entendimiento
El Entendimiento, como don del Santo Espíritu, nos ayuda a aferrar el significado de las verdades de nuestra santa religión. Por la fe las conocemos, pero por el entendimiento aprendemos a apreciarlas y a apetecerlas. Nos permite penetrar el profundo significado de las verdades reveladas y, a través de ellas, avivar la novedad de la vida. Nuestra fe deja de ser estéril e inactiva e inspira un modo de vida que da elocuente testimonio de la fe que hay en nosotros. Comenzamos a “caminar dignos de Dios en todas las cosas complaciendo y creciendo en el conocimiento de Dios”.
Oración
Ven, Oh Espíritu de Entendimiento, e ilumina nuestras mentes, que podamos conocer y creer en todos los misterios de la salvación, y que por fin podamos merecer ver la eterna luz en la Luz, y en la luz de la gloria tener una clara visión de Ti y del Padre y del Hijo. Amén.
Séptimo día
Sana nuestras heridas, renueva nuestra fuerza. En nuestra aridez derrama tu rocío. Lava las manchas de la culpa.
El don de Consejo
El don de Consejo dota al alma de prudencia sobrenatural, permitiéndole juzgar con prontitud y correctamente qué debe hacer, especialmente en circunstancias difíciles. El Consejo aplica los principios dados por el Conocimiento y el Entendimiento a los innumerables casos concretos que confrontamos en el curso de nuestras diarias obligaciones en tanto padres, docentes, servidores públicos y ciudadanos cristianos. El Consejo es sentido común sobrenatural, un tesoro invalorable en el tema de la salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para que enderece tu camino en la verdad” (Ecl 37,15).
Oración
Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdame y guíame en todos mis caminos para que siempre haga tu Santa Voluntad. Inclina mi corazón a aquello que es bueno, apártame de todo lo que es malo y dirígeme por el sendero recto de tus Mandamientos a la meta de la vida eterna que yo anhelo. Amén.
Octavo día
Dobla la voluntad y el corazón obstinado, funde lo que está helado, calienta lo que está frío. Guía los pasos que se han desviado!
El don de Sabiduría
Abarcando a todos los otros dones, como la caridad abraza a todas las otras virtudes, la Sabiduría es el más perfecto de los dones. De la Sabiduría está escrito: “todo lo bueno vino a mí con Ella, y riquezas innumerables me llegaron a través de sus manos”. Es el don de la Sabiduría el que fortalece nuestra fe, fortifica la esperanza, perfecciona la caridad y promueve la práctica de la virtud en el más alto grado. La Sabiduría ilumina la mente para discernir y apreciar las cosas de Dios, ante las cuales los gozos de la tierra pierden su sabor, mientras la Cruz de Cristo produce una divina dulzura, de acuerdo a las palabras del Salvador: “Toma tu cruz y sígueme, porque mi yugo es dulce y mi carga ligera”.
Oración
Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a mi alma los misterios de las cosas celestiales, su enorme grandeza, poder y belleza. Enséñame a amarlas sobre todo y por encima de todos los gozos pasajeros y las satisfacciones de la tierra. Ayúdame a conseguirlas y a poseerlas para siempre. Amén.
Noveno día
Tú, en aquellos que siempre más te confiesan y te adoran, en tus siete dones, desciende. Dales alivio en la muerte. Dales vida Contigo en las alturas. Dale los gozos que no tienen fin. Amén.
Los frutos del Espíritu Santo
Los dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes sobrenaturales al permitirnos practicarlas con mayor docilidad a la divina inspiración. A medida que crecemos en el conocimiento y en el amor de Dios, bajo la dirección del Santo Espíritu, nuestro servicio se torna más sincero y generoso y la práctica de las virtudes más perfecta. Tales actos de virtudes dejan el corazón lleno de alegría y consolación y son conocidos como frutos del Espíritu Santo. Estos frutos, a su vez, hacen la práctica de las virtudes más activa y se vuelven un poderoso incentivo para esfuerzos aún mayores en el servicio de Dios.
Oración
Ven, Oh Divino Espíritu, llena mi corazón con tus frutos celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Que nunca esté yo cansado en el servicio de Dios sino que, por continua y fiel sumisión a tu inspiración, merezca estar eternamente unido Contigo, en el amor del Padre y del Hijo. Amén.
NOVENA AL SAGRADO CORAZON DE JESUS
He aquí las promesas que hizo Jesús a Santa Margarita, y por medio de ella a todos los devotos de su Sagrado Corazón:
1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2. Pondré paz en sus familias.
3. Les consolaré en sus penas.
4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia.
8. Las almas tibias se volverán fervorosas.
9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.
12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo.
Las condiciones para ganar esta gracia son tres:
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
El Sagrado Corazón de Jesús se celebra el viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés.
Primer día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón sacratísimo y melifluo de Jesús, que, con ferventísimos deseos y ardentísimo amor, deseáis corregir y desterrar la sequedad y tibieza de nuestros corazones! Inflamad y consumid las maldades e imperfecciones del mío, para que se abrase en vuestro amor; dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amantísimo Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
Segundo día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón amabilísimo de Jesús, celestial puerta por donde nos llegamos a Dios y Dios viene a nosotros! Dignaos estar patente a nuestros deseos y amorosos suspiros, para que, entrando por vos a vuestro Eterno Padre, recibamos sus celestiales bendiciones y copiosas gracias para amaros. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, sí es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
Tercer día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón Santísimo de Jesús, camino para la mansión eterna y fuente de aguas vivas! Concededme que siga vuestras sendas rectísimas para la perfección y para el cielo, y que beba de vos el agua dulce y saludable de la verdadera virtud y devoción, que apaga la sed de todas las cosas temporales. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
Cuarto día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón purísimo de Jesús, espejo cristalino en quien resplandece toda la perfección! Concededme que yo pueda contemplaros perfectamente, para que aspire a formar mi corazón a vuestra semejanza, en la oración, en la acción y en todos mis pensamientos, palabras y obras. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
Quinto día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús, órgano de la Trinidad venerada, por quien se perfeccionan todas nuestras obras! Yo os ofrezco las mías, aunque tan imperfectas, para que supliendo vos mi negligencia, puedan aparecer muy perfectas y agradables ante el divino acatamiento. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
Sexto día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón amplísimo de Jesús, templo sagrado donde me mandáis habite con toda mi alma, potencias y sentidos! Gracias os doy por la inexplicable quietud. sosiego y gozo que yo he hallado en este templo hermoso de la paz, donde descansaré gustoso eternamente. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
Séptimo día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón clementísimo de Jesús!, divino propiciatorio, por el cual ofreció el Eterno Padre que oiría siempre nuestras oraciones, diciendo: "Pídeme por el Corazón de mi amantísimo Hijo Jesús; por este Corazón te oiré, y alcanzarás cuanto me pides". Presento sobre vos a vuestro Eterno Padre todas mis peticiones, para conseguir el fruto que deseo. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
Octavo día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón amantísimo de Jesús, trono ígneo y lucidísimo, inflamado en el amor de los hombres, a quienes deseáis abrasados mutuamente en vuestro amor! Yo deseo vivir siempre respirando llamas de amor divino en que me abrase, y con que encienda a todo el mundo, para que os corresponda amante y obsequioso. Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, ¡oh amante Corazón!, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
Noveno día
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concédeme un corazón semejante al vuestro, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Oración
¡Oh Corazón dolorosísimo de Jesús, que para ablandar nuestra dureza y hacer más patente el amor con que padecisteis tantos dolores y penas para salvarnos, los quisisteis representar en la cruz, corona de espinas y herida de la lanza, con que os manifestasteis paciente y amante al mismo tiempo! Dadme la gracia de resarcir las injurias e ingratitudes hechas contra vos, correspondiendo agradecido a vuestro amor, y la que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, culto vuestro y bien de mi alma. Amén.
Oraciones finales
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.
(Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena)
Oración. ¡Oh Corazón divinísimo de Jesús, dignísimo de la adoración de los hombres y de los ángeles! ¡Oh Corazón inefable y verdaderamente amable, digno de ser adorado con infinitas alabanzas, por ser fuente de todos los bienes, por ser origen de todas las virtudes, por ser el objeto en quien más se agrada toda la Santísima Trinidad entre todas las criaturas! ¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús! Yo profundísimamente os adoro con todos los espíritus de mi pobre corazón, yo os alabo, yo os ofrezco las alabanzas todas de los más amantes serafines y de toda vuestra corte celestial y todas las que os puede dar el Corazón de vuestra Madre Santísima. Amén.
OFRECIMIENTO DEL DIA A MARIA SANTISIMA
Oh María, Madre del Verbo encarnado y Madre dulcísima, estamos aquí a Tus pies mientras comienza un nuevo día, un nuevo don del Señor. Depositamos en tus manos y en tu Corazón todo nuestro ser. Nosotros seremos totalmente tuyos en la voluntad, en el pensamiento, en el cuerpo, en el corazón. Tú, forma en nosotros, con bondad maternal en este día, una vida nueva, la vida de tu hijo Jesús. Previene y acompaña, oh Reina del Cielo, con tu inspiración materna, también nuestras más pequeñas acciones para que todo sea puro y grato a la hora del Sacrificio Santo e Inmaculado. Haznos santos, oh Madre de bondad. Santos como Jesús nos ha pedido y tu Corazón ardientemente lo desea. Así sea.
OFRECIMIENTO DEL DIA AL CORAZON DE JESUS
Oh Corazón Divino de Jesús yo te ofrezco, por medio del Corazón Inmaculado de María, Madre de la Iglesia, en unión al Sacrificio Eucarístico, las oraciones y las acciones, las alegrías y los sufrimientos de este día. Te los ofrezco en reparación de los pecados, por la salvación de todos los hombres, y bajo la gracia del Espíritu Santo para la mayor gloria de Dios Padre. Amén.
ORACION A LA MADRE DE BONDAD
Oh, Madre mía, Madre de bondad, de amor y misericordia, te quiero infinitamente y me ofrezco a ti.
Por medio de tu bondad, de tu amor y de tu gracia, sálvame. Yo deseo ser tuyo. Yo te quiero infinitamente y deseo que tú me guardes.
Desde lo más hondo de mi corazón te ruego, Madre de bondad, dame tu bondad. Haz que por medio de ella yo gane el Paraíso.
Yo te ruego, por tu infinito amor, que me des la gracia, para que yo pueda amar a cada hombre, como tú has amado a Jesucristo.
Te ruego para que me des la gracia de amar tu voluntad que es diversa a la mía. Me ofrezco totalmente a ti y deseo que sigas cada uno de mis pasos.
Porque tú eres llena de gracia, deseo no olvidarlo nunca. Y por si acaso perdiera la gracia, te ruego que me ayudes a recobrarla. Amén.
ORACION A SAN JOSE
A ti bienaventurado José, necesitados en la tribulación, acudimos con confianza e invocamos tu patrocinio con el de tu santísima Esposa. ¡Oh sagrado vínculo de caridad que te asocia a la Inmaculada Madre de Dios!. Y por el amor paterno con que llevaste al niño Jesús te imploramos: dirige tu mirada, con ojos benignos, a la querida heredad que Jesucristo adquirió con su sangre.
Con tu poder y auxilio, te pedimos, socorre nuestras necesidades.
Protege, oh próvido custodio de la Sagrada Familia, la prole elegida de Jesucristo; aleja de nosotros, oh amadísimo padre, los errores y los vicios que debilitan al mundo de hoy. Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas. ¡Oh nuestro poderoso protector!
Como en otro tiempo salvaste de la muerte la vida amenazada del niño Jesús, defiende ahora la santa Iglesia de Dios de toda adversidad y de las insidias hostiles del enemigo. Cúbrenos a cada uno con tu santo patrocinio, para que con tu auxilio y ejemplo, podamos virtuosamente vivir, piadosamente morir, adquiriendo la eterna bienaventuranza del cielo. Amén.
ORACION A SAN MIGUEL ARCANGEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla: se nuestro auxilio contra la malicia y las insidias del demonio. Rogamos suplicantes que Dios ejerza su dominio sobre él. Y tú, Príncipe de la milicia celestial, con el poder que te viene de Dios, precipita al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que andan por el mundo buscando la perdición de las almas. Amén.
ORACION AL ANGEL DE LA GUARDA
Ángel de Dios, que eres mi custodio,
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname
ya que te fui confiado de la bondad celestial.
Amén.
ORACION POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Dales, Señor, el descanso eterno,
y brille para ellas la luz perpetua.
Descansen en paz. Amén.
ORACION POR UN ENFERMO
Oh Dios mío, este enfermo que está aquí delante de Ti, ha venido a pedirte lo que él desea y piensa que es lo más importante para él. Tú, oh Dios, haz que entren en su corazón estas palabras: «¡Es más importante ser sanados del alma!».
Señor, ¡hágase sobre él tu santa voluntad en todo!.
Si tú quieres que se sane, concédele la salud. Pero si tu voluntad es diversa, que continúe llevando su cruz.
Te rogamos también por nosotros que oramos por él; purifica nuestros corazones para que seamos dignos de donar, a través de nosotros mismos, tu santa misericordia.
Protégelo y alivia sus penas, hágase en él tu santa voluntad. Que tu santo nombre sea revelado a través de él; ayúdalo a llevar con amor su cruz. Amén.
Gloria al Padre… (3 veces).
ORACIONES ANTE JESUS SACRAMENTADO
DIOS MIO
Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
(Oración del Ángel de la Paz dada a los pastorcitos de Fátima)
SANTISIMA TRINIDAD
Santísima Trinidad Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, te pido la conversión de los pobres pecadores. Amén.
COMUNION ESPIRITUAL
Señor Jesús sacramentado. Creo firmemente que estás verdadera, real y substancialmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo, Señor, pero aún deseo amarte más y de esta forma vivir íntima y permanentemente unido a ti.
Por eso, me acerco a recibirte espiritualmente, ahora que no puedo hacerlo sacramentalmente.
Ven a mí. Aviva y aumenta mi unión contigo.
Te abrazo y me uno totalmente a ti. No permitas que jamás me separe de ti. Así sea.
15 MINUTOS EN COMPAÑIA DE JESUS SACRAMENTADO
No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano.
¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera?
Dime su nombre, bien sea el de tus padres o hijos, bien el de tus hermanos y amigos; dime enseguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas.
Háblame así, con sencillez, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?
Y para ti, ¿necesitas alguna gracia?
Hazme, si quieres, como una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes soberbia, amor a la sensualidad, envidia; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente, perezoso…o tal vez juzgas muy fácilmente a los demás o hablas sin caridad de ellos; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales males.
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡En el cielo hay tantos justos, tantos Santos de primer orden, que en su momento tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad; y poco a poco se vieron libres de ellos. Menos aún vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, amor, amistades que te sean provechosas, paciencia, alegría, éxito en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy libremente, y deseo que me lo pidas, siempre y cuando no se oponga, antes bien favorezca y ayude a tu santificación.
Hoy por hoy, ¿qué necesitas?
¿Qué puedo hacer por ti? ¡Si supieras cuántos deseos tengo de favorecerte! ¿Traes ahora mismo entre manos algún proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. Quiero saberlo de ti. ¿Qué te preocupa? ¿Qué piensas? ¿Qué deseas? ¿Hay algo que quieres que haga por tu hermano, por un amigo, por tu superior? ¿Qué desearías poder hacer tú por ellos?
¿Y por Mí?
¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí? Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, a donde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor?
Cuéntame todo, pobre alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿Quién lastimó tu amor propio? ¿Quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas las heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí, todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿Temes por ventura?
¿Sientes en tu alma vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti sin que les hayas dado un motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculos a tu santificación.
¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme?
¿Por qué no me haces partícipe de ella como a un buen amigo? Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizá has tenido una agradable sorpresa, quizás has visto disiparse algún temor o recelo, quizás has recibido buenas noticias, alguna carta o muestra de cariño. Tal vez has vencido alguna dificultad o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo eso, y yo te lo he proporcionado. ¿Por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias! » El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.
¿Tienes promesa alguna para hacerme?
Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; pero a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿De privarte de aquel objeto que te dañó? ¿De no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación? ¿De no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma?
¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado hasta hoy como un enemigo?
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que también lo es tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.
ORACIONES DE LA NOCHE
- Te adoro, Dios mío, y te amo con todo el corazón.
Te doy gracias por haberme creado,
hecho cristiano y conservado en este día.
Perdóname el mal cometido
y acepta el bien que he podido hacer.
Guárdame ahora en el descanso
y líbrame de los peligros.
Que tu gracia esté siempre conmigo
y con mis seres queridos. Amén. - Visita, Señor, esta habitación,
aleja de ella las insidias del enemigo;
que tus santos ángeles habiten en ella
y me guarden en paz,
y que tu bendición permanezca
siempre con nosotros.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
PADRE ME PONGO EN TUS MANOS
Padre, me pongo en Tus manos.
Haz de mi lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo, con tal que Tu voluntad
se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma.
Te la doy con todo el amor
de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
REGINA COELI
V. Reina del cielo, alégrate, aleluya.
R. Porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya.
V. Ha resucitado como lo había anunciado, aleluya.
R. Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
V. Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.
Oremos
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
has llenado el mundo de alegría,
concédenos, por intercesión de su Madre,
la Virgen María, llegar a los gozos eternos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
SALVE REGINA
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva.
A Ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y,
después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de Tu vientre.
¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
TE ADORO
Te adoro, Dios mío, y te amo con todo el corazón.
Te doy gracias por haberme creado, hecho cristiano
y conservado en esta noche.
Te ofrezco las acciones del día:
haz que sean todas según tu santa voluntad
y para tu mayor gloria.
Presérvame del pecado y de todo mal.
Que tu gracia esté siempre conmigo
y con todos mis seres queridos. Amén.
VERDADES PRINCIPALES DE LA FE CRISTIANA
LOS 10 MANDAMIENTOS DE DIOS, O DECÁLOGO (Ex. 20)
- Amar a Dios sobre todas las cosas.
- No jurar el santo Nombre de Dios en vano.
- Santificar los días de fiesta (asistir a Misa).
- Honrar padre y madre.
- No matar.
- No cometer actos impuros.
- No robar.
- No levantar falsos testimonios ni mentir.
- No cometer adulterio.
- No codiciar los bienes ajenos.
LOS 2 MANDAMIENTOS DE LA CARIDAD (Mc. 12:30-31)
- Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
- Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
LAS BIENAVENTURANZAS EVANGELICAS (Mt. 5:3-10)
- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
- Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
- Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
- Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
LAS 7 OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA (Mt. 25)
- Dar de comer al hambriento.
- Dar de beber al sediento.
- Vestir al desnudo.
- Dar posada al forastero.
- Visitar a los enfermos.
- Visitar a los encarcelados.
- Enterrar a los muertos.
LAS 7 OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA
- Dar buen consejo al que lo necesita.
- Enseñar a los ignorantes.
- Corregir al que se equivoca.
- Consolar a los afligidos.
- Perdonar las ofensas.
- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
- Rezar a Dios por los vivos y los muertos.
LOS 7 PECADOS CAPITALES
- Soberbia.
- Avaricia.
- Lujuria.
- Ira.
- Gula.
- Envidia.
- Pereza.
LOS PECADOS CONTRA EL ESPIRITU SANTO
- La presunción de salvarse sin mérito propio.
- La desesperación en la salvación.
- La oposición a la verdad revelada.
- La envidia del bien espiritual de los demás.
- La obstinación en los pecados graves.
- Rechazar la salvación en el momento de la muerte.
LOS PECADOS QUE RECLAMAN JUSTICIA DELANTE DE DIOS
- El homicidio, el aborto y la eutanasia (terminar con la vida que es don, por cuenta propia, sin tener en cuenta a Dios).
- Los pecados impuros contra la naturaleza (las desviaciones de la sexualidad).
- La opresión contra los pobres.
- Defraudar a los trabajadores de sus sueldos (“El que trabaja merece su salario” – Lc. 10:7).
LOS DOS MANDAMIENTOS DE LA FE
- La unidad y trinidad de Dios.
- La encarnación, Pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
LOS 7 SACRAMENTOS
- Bautismo.
- Comunión.
- Eucaristía.
- Reconciliación / penitencia.
- Unción de los enfermos.
- Orden sagrado.
- Matrimonio.
LOS 7 DONES DEL ESPIRITU SANTO (Is. 11:2-3)
- Sabiduría.
- Entendimiento.
- Consejo.
- Fortaleza.
- Ciencia.
- Piedad.
- Temor de Dios.
LAS 3 VIRTUDES TEOLOGALES (1 Cor 13:13)
- Fe.
- Esperanza.
- Caridad.
LAS 4 VIRTUDES MORALES (Sab. 8:7)
- Prudencia.
- Justicia.
- Fortaleza.
- Templanza.
LAS 4 POSTRIMERIAS
- Muerte.
- Juicio.
- Infierno.
- Paraíso.
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